La Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria en La Molina
Entre los nuevos pabellones de La Malina destacaba el Dormitorio, que brindaba gran comodidad para los 120 estudiantes para los cuales había sido construido. Era un edificio de tres pisos, de una singular belleza, dentro de sus líneas modernas. Tenía muchas facilidades para los estudiantes y en el primer piso contaba con un amplio comedor.
Los Pabellones dedicados a la enseñanza eran igualmente amplios y cómodos, aunque las instalaciones y equipos con que contaba eran muy escasos y el mobiliario muy deficiente. Pese a todo eso, las actividades se desarrollaban con mucho entusiasmo, pues había la esperanza que los equipos se fueran ampliando y modernizando.
La organización con que se había establecido la nueva Escuela, como parte del Instituto de Altos Estudios Agrícolas del Perú, subsistiría todavía hasta el mes de Abril de 1941, es decir que duraría casi 8 años. Si bien esta estructura no era la mejor para la Escuela, lo cierto es que durante esos años no hubo dificultades mayores. Quizás, si una de las razones era que durante todo ese tiempo el Superintendente del Instituto fue el Ingeniero Victor Marie, totalmente identificado con la Escuela, donde había sido Profesor desde su fundación, habiéndose incluso desempeñado como Director de la Escuela de 1918 a 1920. Por otro lado, el hecho que numerosos ingenieros de la Estación Experimental estaban como Profesores de la Escuela, enseñando los cursos de su especialidad, constituía otro eslabón de enlace entre las dos secciones, la de enseñanza y la de experimentación, de gran significación para la Escuela. Ellos habían, realmente, hecho posible que el traslado de la Escuela a La Malina, hubiera constituido un éxito, pese a las limitaciones económicas en las que se desenvolvía la institución.
La vida de los estudiantes en la nueva Escuela.
La nueva Escuela de La Malina era una novedad para los estudiantes. Los que venían de la antigua escuela de Santa Beatriz podían apreciar claramente la diferencia. Para comenzar, la nueva Escuela se encontraba en medio de una zona totalmente rural. Para llegar a ella era necesario tomar los ómnibus es que la Escuela había puesto a disposición de los alumnos para que ellos llegaran al fundo de La Molina. Los estudiantes cuarto-internos tenían que hacer el viaje diariamente. Se tomaba el ómnibus en la plaza Grau y había que recorrer toda la avenida Grau y luego al llegar al Hospital Dos de Mayo, se tomaba la Carretera Central, para continuar en ella hasta llegar al desvío hacia La Molina que se encontraba en el kilometro 7, a la altura de lo que hoy es la Urbanización Santa Anita, hasta llegar a La Molina. Gran parte de este recorrido se hacía en medio de campos de cultivo, donde se podían apreciar cultivos de algodón, maíz, papa ú otros cultivos de pan llevar.
Los estudiantes de La Molina, gozaban pues de un ambiente típicamente rural. En los terrenos de la Escuela, aparte del área donde se encontraban las edificaciones, se cultivaba algodón, maíz y otros cultivos alimenticios. Al frente de los terrenos de La Molina, y separados por la avenida que venía de la carretera a Chosica, avenida que hoy se llama la Avenida de la Universidad, se encontraba la Estación Experimental, con sus numerosos y variados cultivos experimentales.
Los estudiantes acudían a sus clases teóricas en los salones de clase, pero tenían numerosas clases prácticas de los más diversos tipos. Gozaban ellos con sus prácticas de topografía, de cultivos, de motores y maquinaria agrícola, de patología animal, y muchos otros. El ambiente era de lo más estimulante para los estudiantes.
Después de las clases gozaban de los campos de deporte o de muchísimas tertulias de la más variada naturaleza. Era frecuente verlos discutir, entre otras cosas, sobre los ajetreos de la profesión agronómica y el importante papel que muchos distinguidos egresados de la Escuela habían desempeñado en la modernización de la agricultura en el país.
